En septiembre de 1936, Lagonda lanzó al mercado el LG45 Rapide, anunciándolo como el coche más rápido del mundo. El nuevo modelo utilizaba la ingeniería testada en los LG45R, los coches de competición de la marca pero con una elegante carrocería que lo convirtió en el modelo que encarnaba la quinta esencia de la industria automovilística británica. Frank Feeley fue el responsable de diseñar este modelo que cuenta con cuatro asientos, un gran salpicadero, puertas recortadas y unos tubos de escape cromados que salen de la parte delantera derecha del vehículo, que le conceden un extraordinario aire de deportividad y elegancia. El Rapide montaba un motor de alta compresión que unido a una mejor caja de cambios obtenía una destacadísima velocidad punta para la época. Sólo se fabricaron 25 unidades del modelo LG45, los cuales representan con toda seguridad el modelo más célebre fabricado por Lagonda en el período anterior a la Segunda Guerra Mundial.
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